Don Vicente, como se le conocía, era un celebrante laico en la iglesia católica y era un líder muy respetado del pueblo indígena Tulupán.
Don Vicente trabajó para proteger los bosques y las fuentes de agua de las que depende su pueblo y que se encuentran amenazadas por la tala ilegal. También fue miembro de la organización de derechos humanos el Movimiento Amplia por la Dignidad y la Justicia, MADJ.
Su cuerpo fue encontrado asesinado el 9 o 10 de enero de 2020 en Morazán, departamento de Yoro, Honduras. No hay información pública reciente ni ampliamente reportada que indique avances significativos en la investigación judicial, arrestos o condenas relacionadas específicamente con su muerte. La falta de progreso en estos casos es una denuncia constante por parte de organizaciones de derechos humanos. El caso de Vicente Saavedra parece seguir el patrón de muchos crímenes contra ambientalistas en Honduras, caracterizado por la falta de justicia y la impunidad.



