Fue dirigente campesino del Empresa Campesina Gregorio Chávez, una cooperativa en la región del Valle del Aguán, departamento de Colón, Honduras.
Se dedicaba a la defensa del acceso a la tierra para campesinos, la restitución de terrenos de reforma agraria y la resistencia al despojo de tierras por parte de grandes empresas agroindustriales y actores con guardias privadas en la zona.
Fue asesinado el 6 de julio de 2021, cuando sicarios armados lo interceptaron en el municipio de Tocoa, Colón. Hasta ahora, su asesinato fue condenado públicamente por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras, que lamentó que las medidas de protección que él tenía no fueron suficientes para prevenir el crimen. No obstante, no hay información pública clara sobre una condena firme de los autores intelectuales del homicidio, lo que subraya la persistente impunidad que enfrentan los defensores de la tierra en la zona.
